miércoles, 21 de agosto de 2013

El Valle de la Muerte (California, EEUU)

 

¿Te quejas del calor veraniego? Eso no es nada. Para calor de verdad, el que soportan estoicamente las criaturas que habitan el Valle de la Muerte, en California. Allí se registran anualmente las temperaturas más altas del mundo que, según la Organización Metorológica Mundial, superan de largo los 55 º C.

Durante años se pensó que el punto más caluroso de la superficie de la Tierra estaba en Libia, en El Azizia, donde el 13 de septiembre de 1922 el termómetro marcó la ardiente cifra de 58º C. Este récord fue invalidado en 2011 por un comité de expertos que valoró entre otras cosas graves errores en el manejo de los instrumentos de medición y en la forma en la que se registró esta temperatura; así que el récord oficial se fue a América. La fecha: el 10 de julio de 1913; la marca: 56,7 ºC.
 

El Parque Nacional del Valle de la Muerte ocupa una superficie de 13.518 kilómetros cuadrados. Se extiende en su mayoría sobre California, aunque también 'invade' una pequeña parte de Nevada. Ver ubicación en google maps. Es una de las zonas más áridas de EE.UU. No en vano, las precipitaciones medias anuales no superan los 60 mm. A pesar de que la falta de agua es evidente, se puede encontrar también vegetación variada, escalonada y, eso sí, adaptada a la sequedad.

Habitado durante al menos 1.000 años por la tribu de los Timbisha, el Valle de la Muerte recibió su nombre de los aventureros que se atrevieron a cruzarlo a principios del siglo XIX, atraídos por la fiebre del oro.

El Valle de la Muerte fue considerado reserva de la biosfera en 1984, y el 31 de octubre de 1994 se le dio la categoría de Parque Nacional y se amplió la zona de protección en 5.300 km² lo que le convierte en el mayor parque nacional en la zona continental de los Estados Unidos. 


Hoy en día, cerca de un millón de personas lo visitan cada año para disfrutar de su espectacular paisaje desértico. Adentrarse en este lugar cuando las previsiones apuntan que se superarán los 53° C no parece una buena idea. Pero uno no se da cuenta de lo arriesgado de la empresa hasta que ya no hay marcha atrás y, bajo un sol abrasador, lo único que se tiene por delante es una carretera que parece llevar al infinito.

DONDE LAS PIEDRAS CAMINAN SOLAS

Las temperaturas extremas del Valle de la Muerte y más exactamente la amplitud termal (en este lugar se registran también bajísimas temperaturas en invierno) estarían detrás de lo que se conoce como “el misterio de las piedras que caminan solas”. Y es que durante décadas los geólogos se han vuelto locos tratando de hallar una explicación a este fenómeno: enormes rocas que viajan kilómetros dejando tras de sí una estela o surco en el suelo.
 
Las rocas son simples dolomitas procedentes de las montañas circundantes. Muchas se mueven tan rápido como una persona caminando. Otras viajan por parejas de tal manera que dejan un rastro parecido a los surcos de un coche. La mayoría pesan poco, alrededor de 4 kilos, pero otras tantas alcanzan los 15 kilos. Hay una enorme, apodada Karen, que pesa 300 kilos.


Fueron los geólogos Jim McAllister y Allen Agnew los que observaron por primera vez en la década de los 40 del siglo XX las extrañas rocas cuando elaboraban un mapa de la zona. Años más tarde, en 1952, el geólogo Thomas Clement fue hasta el lugar para estudiar el extraño suceso. Cuando emprendió las observaciones una tormenta eléctrica le sorprendió y tuvo que refugiarse. A la mañana siguiente había amainado y salió a investigar. Vio el camino que habían dejado marcado algunas rocas en sus movimientos. La mayoría iban en la dirección del viento, de suroeste a noreste, así que asumió que el fenómeno estaba provocado por el viento que empujaba las rocas sobre el barro húmedo. Sin embargo, no encontró ninguna correlación entre el tamaño de la roca y la longitud de las huellas.

Desde entonces los estudios científicos se han sucedido con conclusiones de lo más variadas. Por eso el fenómeno despierta la suspicacia. De las rocas movedizas se ha dicho de todo. Su movimiento se ha atribuido a extraterrestres, anomalías magnéticas y gravitacionales, corrientes de agua desconocidas o a un sucio truco para atraer turistas.


En 2010 científicos de la NASA hicieron un estudio exhaustivo. Han descartado que las rocas se muevan por efecto de pequeños movimientos sísmicos, por un animal o por un simple efecto de la gravedad, es decir, que estuvieran deslizándose porque el terreno estuviera inclinado. Tampoco han registrado en la zona niveles anormales de radiación o algún campo magnético exagerado.

La conclusión a la que han llegado es que el viento es la fuerza que mueve las rocas sobre el suelo con una fricción mínima. El roce con el suelo disminuye por efecto de una combinación variable de factores, entre los que figuran la humedad, el hielo que a veces se forma por las bajas temperaturas de la noche o las bacterias que crean una capa deslizante en el suelo. Los vientos de hasta 150 kilómetros / hora que arrecian la zona pueden explicar el movimiento de algunas rocas, pero no, por ejemplo, de la pesada Karen. Por tanto sigue siendo un misterio que hace que este terrible lugar sea para los viajeros curiosos todavía más enigmático y a la vez atractivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario