viernes, 30 de agosto de 2013

Isla Aogashima (Japón)

Al sur de Tokio, en el Mar de Filipinas, hay unas doscientas personas que se ríen de las predicciones mayas y de esa supuesta amenaza del fin del mundo. Ellos, sus familias, sus casas, sus pertenencias, su única escuela y su única oficina de correos, se asientan bajo constante amenaza, aunque sería más correcto decir sobre constante amenaza. Viven en la isla de Aogashima (青ヶ島村), la isla habitada más meridional y la más aislada del archipiélago de Izu, ya que la isla más cercana a ella es Hachijōjima a 71,4 km. Ver ubicación en google maps

 
Aogashima está bajo la administración de Tokio a pesar de encontrarse a unos 358 km de la capital del país. Vista desde el aire, es posible que te recuerde a una rosquilla de tamaño sideral, pero tras su atractiva apariencia se esconde una realidad muy distinta. Se trata de una isla con un cráter volcánico gigante, dentro del cual hay otro más pequeño. Es considerado un volcán activo de la clase C, aunque sus últimas erupciones se registraron entre los años 1781 y 1785, en la que murieron 140 personas.


Se cree que la isla fue formada por los restos superpuestos de al menos cuatro volcanes submarinos. Los escarpados acantilados formados por capas de lava que rodean la isla son testigos de los sucesivos depósitos volcánicos. Por tanto Aogashima es un volcán submarino que ha surgido del mar y es parte de un gran cráter cuya altura de borde exterior oscila entre 200 m y 420 m de altura. La costa sur se eleva a una afilada cresta formando un borde de una caldera con el nombre Ikenosawa con un diámetro de 1,5 km. La caldera está ocupada por un cono secundario llamado Maruyama, que sigue emitiendo vapor geotérmico. Otonbu, el pico del borde del cráter externo, a una altura de 432 metros sobre el nivel del mar, es el punto más alto en la isla. A algunos les recordara a la isla donde estaban encerrados los dinosaurios en el Mundo Perdido.

La isla está rodeada de acantilados muy escarpados que la hacen casi inaccesible. Realmente no tiene playas, es un lugar recóndito en medio del mar, con altos acantilados y clima muy húmedo y cálido. Su principal atractivo es su anomalía geológica: un volcán doble que son utilizados estratégicamente por la población, dado que el volcán principal dispone en uno de sus laterales de respiraderos de vapor muy caliente es utilizado para alimentar la sauna pública. Pero ahí no se acaba el ingenio de sus habitantes, porque los ventiladores de vapor también se utilizan para cocinar los alimentos.


Toda la población de Aogashima se concentra en una pequeña parte de la isla, que es donde se puede encontrar la tienda, la escuela o el helipuerto. No, en sus escasos 8 km2 de superficie no cabe un aeropuerto, al menos, uno que pueda evitar el cráter que se erige en medio de la isla. Si asumes el riesgo, podrás disfrutar de sus saunas geotermales y de los espectaculares paisajes naturales. Si no tienes tantas agallas, siempre puedes disfrutar de esta estupenda panorámica tomada desde la parte más alta de la isla.

Es imprescindible pasarse por la tienda de sal, ya que Aogashima es famosa por esto. La sal la obtiene lentamente gracias a que el agua del océano se seca en los respiraderos volcánicos. Es cierto que no hay mucha acción en Aogashima, pero es un gran lugar para relajarse y disfrutar de la naturaleza virgen de Japón.

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